ALEJANDRO SALVADOR
Héctor conoce a muchas mujeres. Conoce a Ceci, la gordi y a la otra, la gafotuda. Conoce a la lánguida Nicolette y a la chispeante Rumbita Moreno. Conoce a la bohemia Pichi y conoce a otras cuyo nombre olvida al instante. ¿Seguro que a todas las conoce? Lo que sabe a ciencia cierta es que a todas las ha deseado. "El mío no es un problema de adicción al sexo, sino al deseo y la conquista", dice Héctor, convertido ya en amante universal. Todas ellas forman su mapa sentimental, pequeñas islas que forman un archipiélago, esquirlas que le devuelven la imagen de quien es. Pero ¿quién es realmente? ¿Un farsante que sabe qué gestos impostar? ¿Un zalamero que sabe qué palabras administrar? ¿Un canalla? ¿Un feliz infeliz? Le han llamado de todo, pero lo único que no soporta es que lo llamen insensible. Sobre todo, después de conocer a Alma, su Alma, un punto de inflexión en su carrera sexual contrarreloj que le devuelve otro Héctor que desconocía y del que no quiere desprenderse.
"El amante universal" no superaría el test de Bechdel, pero es una divertida y a ratos melancólica historia de sexo, deseo, amor, humor y fracaso. O sea, la vida.
